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Channel: Biología evolutiva – La Ciencia y sus Demonios
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¿Y si el comportamiento fuera el resultado de la acción de genes, hormonas y flora bacteriana?

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starryrhone_vangogh_bigPensadores, filósofos y teólogos han tendido históricamente a creer que el comportamiento era una caja negra misteriosa y maravillosa, resultado de la propia esencia inalterable del individuo. Pero experimentos científicos provenientes de los más diversos campos están demostrando que los atributos mentales no son más que una mezcla, increíblemente compleja eso sí, de genes, hormonas y flora bacteriana.

Así diferentes estudios recientísimamente publicados han analizado la influencia de distintos elementos biológicos en el comportamiento. En el primero de ellos, los investigadores separaron a ratones recién nacidos de sus madres durante tres horas cada día para producirles estrés. Con este tratamiento los ratones convencionales con una flora bacteriana normal mostraron ansiedad y un comportamiento similar a la depresión. Sin embargo los ratones criados en condiciones libres de bacterias no revelaron signos de ansiedad o depresión a pesar de haber sufrido la misma separación materno-filial. Es más, cuando se añadía la flora bacteriana normal a estos ratones criados en condiciones libres de gérmenes entonces es cuando comenzaban a exhibir patrones típicos de ansiedad y depresión. Este trabajo está en consonancia con otros previos que mostraban que la flora bacteriana es fundamental para un correcto desarrollo cerebral.

El segundo estudio viene del campo de la psicología. Aquí los investigadores sometieron a diversos estudiantes (los denominados sujetos “extraños”) a un examen de matemáticas y les indicaron que lo corrigieran ellos mismos y enviaran el resultado. También se les indico que recibirían una gratificación que dependería de la nota obtenida. Además a estos estudiantes se les tomaron muestras de saliva antes y después de la prueba, de tal manera que los investigadores encontraron que los individuos con niveles elevados de testosterona y cortisol eran más propensos a exagerar el número de problemas que decían haber resuelto correctamente. Los autores, a la vista de lo que se conoce sobre el funcionamiento de estas hormonas a nivel cerebral, concluyen que

La testosterona facilita el coraje para hacer trampas y el cortisol proporciona una razón para hacer esas trampas.

Y la influencia de los genes a esta visión proviene de dos aportes diferentes. El primero desde la neurociencia, en donde un grupo de investigadores ha encontrado que un gen previamente asociado en su forma mutada a diversas enfermedades mentales (esquizofrenia, depresión severa o trastorno bipolar) es fundamental para el correcto desarrollo cerebral en ratones y ha desentrañado su mecanismo de acción. También otro reciente estudio de neurociencia (realizado por un consorcio de 38 laboratorios de todo el mundo), comparando mediante tomografía por resonancia magnética los cerebros de más de 2.000 pacientes de esquizofrenia y de 2.500 individuos sanos, ha encontrado que los individuos enfermos tienen alteradas diversas regiones del cerebro como un menor volumen de hipocampo, amígdala, tálamo, núcleo accumbens y espacio intracraneal mientras que otras zonas del cerebro están por el contrario aumentadas respecto a los individuos control.

Además desde la genética de poblaciones, analizando al 27% de la población islandesa (más de 86.000 individuos) se ha estudiado la relación entre creatividad y enfermedad mental. Así los autores del estudio agruparon como individuos “creativos” a todos aquellos de la muestra que estaban dados de alta en las respectivas sociedades artísticas islandesas de actores, bailarines, músicos, artistas visuales y escritores, que para estas cosas los nórdicos son muy civilizados y están todos apuntados. El análisis de los datos muestra que en este subconjunto de individuos el riesgo de padecer esquizofrenia y/o desorden bipolar es significativamente mayor que en el resto de la población. Es decir, que la “hipótesis de Van Gogh” sobre la locura y la genialidad parece tener base científica y entonces existiria un continuo con una más o menos delgada línea entre comportamientos “admirables” y la enfermedad mental. Yo mientras tanto quedo expectante a la espera de que un estudio similar se realice dentro del colectivo de científicos, ya que personalmente (y aunque la muestra es forzosamente muy limitada) a la vista de algunos de mis colegas de profesión, resultados muy interesantes podrían llegar a ser desvelados.

Finalmente, el corolario de estos y similares estudios previamente publicados (y los que en los próximos años llegarán) muestran cada vez más claramente que nuestra identidad es únicamente el resultado de complejísimas interacciones cerebrales moduladas a múltiples niveles e influídas tanto interna como externamente. Y que una cosa parece quedar clara, que de los viejos conceptos como el del alma (que han obsesionado a la humanidad durante milenios) nada de nada y además ni se les espera.

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